La cerámica juega un doble papel. Por un lado tiene su aplicación práctica, a modo de profesión, donde los alfareros contribuÃan al desarrollo de la sociedad desde una perspectiva económica y social. Pero por otro lado tiene una componente cultural y artÃstica, muestra de la historia de la época, de los valores y de la esencia que se querÃa transmitir. Pero tanto para un uso como para otro, el torno alfarero juega un papel fundamental.
La cerámica es el tipo de arte que se encuentra habitualmente en los hallazgos arqueológicos de a lo largo de todo el mundo. Este âarteâ, formado a partir de barro cocido a temperaturas de más de 500 ºC, ha sido uno de los hitos más estudiados por arqueólogos e historidadores, no solo por la calidad de la información que ofrece para conocer las diversidad de culturas que habitaron cada región, sino también para comprender los usos para los que fueron construidos y cuáles eran las costumbres de la época.
Hasta no hace mucho se creÃa que el origen de la alfarerÃa proviene de la época de Egipto, unos 3.000 años antes de Cristo, pero tras diversos estudios los historiadores acaban datándolo 500 años antes, en la antigua Mesopotamia. Básicamente los restos que se han encontrado de aquella época son restos de recipientes muy bastos, labrados con las manos e, incluso, trabajados con una primitiva rueda de alfarero.
Posteriormente la cerámica se siguió haciendo con diferentes herramientas y para usos cotidianos. ConsistÃa en una cerámica sin apenas motivos ornamentales, muy práctica y sin apenas evolución con el paso de los siglos.
Y esto fue asà hasta la época fenicia que durante los siglos VIII y VII antes de Cristo expandieron su uso a lo largo de todo el Mediterraneo. Con ellos la cerámica âsaltóâ de nivel y su uso paso de ser algo residual (casi esporádico) a ser una necesidad básica, demandada por la población para sus distintos usos (transporte de agua, de aceite, usos culinarios, como recipientes, vasijas, para decoración, etc.).
Es más, en esta época es cuando se data la propia profesión de âalfareroâ quienes evolucionaron su herramienta principal (el torno alfarero) obteniendo su propia versión fenicia. A su vez, es cuando comienza la producción en serie y se estandarizan determinadas piezas para su uso cotidiano, de tal manera que la cerámica y la alfarerÃa comienzan asà a tener un uso regular. Por decirlo de alguna manera pasa de ser algo que hacÃan algunos a ser una verdadera profesión mezcla con su parte artÃstica.
En la edad media la cerámica vuelve a dar un âsaltoâ. Si bien su uso era ya regular esta evolución viene de un desarrollo de la maquinaria. Ahora la capacidad productiva es mayor, pero la tipologÃa de piezas también. Es decir, puede producirse más y mejor, cubriendo más necesidades y haciendo que los diferentes útiles (cazos, tinajas, vasijas, etc) sean ahora más valiosos.
Pero en toda esta historia el papel ornamental de la cerámica tiene un lugar predominante y el torno alfarero es pieza fundamental.
Gracias a este se podÃan trabajar piezas considerablemente grandes y esbeltas, con paredes más finas o gruesas que luego eran cocidas en hornos de leña y tratadas con pinturas y esmaltes aplicando distintas técnicas. Con ellas se obtenÃan piezas craqueladas, cristalizaciones de todo tipo, con incrustaciones y en tonalidades diversas mates o translucidas.