Las joyas, además de poseer un evidente valor material y económico, cargan un gran valor sentimental. Esta es una vieja manÃa, casi tan antigua como el propio mundo, del ser humano, por eso con más frecuencia de la que admitimos asociamos objetos con recuerdos o sentimientos. Y esto no iba a dejar de ocurrir con las joyas, ya sea un colgante de herencia familiar que te confió tu abuela, o un anillo de promesa con el que te obsequió tu pareja. El cómo y el porqué no son importantes, lo verdaderamente asombroso y magnÃfico es la cantidad de emociones que puede despertarnos un mero objeto inanimado, por eso, al igual que con la memoria que tanto atesoramos, debemos cuidarlo.
Las joyas son mucho más frágiles de lo que podrÃa pensarse, incluso hablando de metales como el oro o la plata, y no aquello que te venden como si lo fuera y termina oxidándose con el paso de los meses. Asà que, cuando no las lleves puestas, las joyas de oro o de plata es mejor tenerlas guardadas en un lugar aparte.
Recuerda que cuanto menos las limpies, más tiempo conservarán un color y brillo similar al del dÃa en que las compraste.
Otra cosa que resulta extremadamente mala es la humedad. El oro y la plata es preferible mantenerlos en un lugar seco, donde la temperatura sea más o menos estable, ya que un ambiente húmedo los puede dañar importantemente. Respecto a otros metales, es poco recomendable ducharse con ellos o dejarlos olvidados en el baño mientras te ocupas en otros quehaceres, estos se oxidarán y perderán el color mucho más rápido, sobre todo si no están hechos de un buen material.
Tampoco es aconsejable meterse en la piscina o en el mar enjoyada, si bien puedes ir a dar un paseo por la playa con tu collar preferido no te sugiero que decidas darte un baño con el puesto, el constante contacto con el agua es de todo menos bueno.
También es una buena recomendación separar las joyas; los anillos en un joyero, los colgantes en otro y las pulseras por otro lado, el oro en una caja y la plata en otra. Servirá, sobre todo, para evitar que estas manifiesten ralladuras al estar todas mezcladas en un mismo lugar y ayudará a conservar un orden, más si eres una persona a la que le encanta comprar pequeños complementos y presumir de sus adquisiciones.
Evitará que las cadenas de los colgantes se enreden unas con otras, lo cual puede llegar a ser un dolor de cabeza monumental. Es más, si lo tienes guardado todo junto, seguro que más de una vez se te ha formado un nudo en una cadena y la has tenido que dar por perdida al no poder deshacerlo. Pues, lo mismo puede ocurrir con las pulseras si te descuidas, solo que como son más pequeñas es bastante más sencillo romper los intrincados enredos.
Pueden extraviarse fácilmente también los pendientes. El principal consejo que te voy a dar es que no descuides la tuerca del pendiente, jamás los separes. Si se te pierde una tuerca tendrás que coger la de otro pendiente, dejando a este último sin tuerca y sà se te pierde de nuevo repetir todo el proceso, lo que resulta ciertamente molesto. No puedes estar comprando pendientes porque se te han perdido las tuercas cada dos por tres. Asà que, ten especial cuidado de colocar los pendientes en un mismo sitio cuando te los quites para ir a dormir y que a la mañana siguiente los encuentres sin mayor dificultad.
Para terminar, algo que no deberÃas hacer jamás es tener todas las joyas revueltas en un mismo cajón, por más que pienses que las tendrás más a mano asÃ, te aseguro que perderás más tiempo rebuscando la que te quieres poner en un dÃa determinado o desenredándolas, que portándolas.
El hecho de que sean simplemente objetos pasajeros en nuestras vidas no quiere decir que merezcan menos cuidado. Las joyas son sinónimo y reflejo de amor, compromiso, amistad y lealtad.
¿O es que acaso cuando te arrodilles frente a tu eterno enamorado le ofrecerás una patata en lugar de un anillo?
¡Pues, claro que no!